
Fue transportarse a una de esas grandes ciudades donde ver una de estas carreras es como ver un juego de Licey y Aguilas en plena temporada de béisbol en Dominicana.
Escuchar el sonido de la velocidad de sus llantas fue algo extraordinario, emocionante y que a cualquiera le erizaba los pelos. Sin palabras las imágenes en Punta Cana, donde se exhibió en las arenas blancas de playa Juanillo.

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